martes, 27 de enero de 2009

Aquella noche, aquellas estrellas.

Y aquí mismo, empezó el principio y el fin.
En el centro... el centro de mi alma.
Un jirón por cada arco,
mil latidos por cada piedra.
Imposible profanar el altar de su centro.
Incapaz de pensar
dónde se fue mi estrella.