

Es difícil salir de la tormenta y encontrarte el sol de cara.
Y que tampoco te agobie, ni te queme la piel.
Es difícil encontrar comprensión, tolerancia, energía, apoyo,
colaboración, ayuda.
No tener que hablar y escuchar lo que sientes.
Que te digan otros las razones exactas por las que tu te mueves
y acierten.
Que lo vean tan claro, que ni yo misma lo vi tan claro nunca.
Que no haya necesitado hablar, ni explicar.
Que solo haya sido necesario, un abrazo y una sonrisa, porque he sido incapaz de pronunciar ninguna palabra.
Ahora, desde aquí, después de otra larga noche, os la grito.
Y jamás, se me olvidarán vuestros corazones.
¡GRACIAS!